SANGRE DULCE                                                

¡ Ayer te vi !
En mi corto retorno
a este pedazo de tierra,
¡ te vi !,
tu pelo corto
como un Sansón sin fuerzas,
tu paso aletargado 
por esa calle gris...
¡Ayer te vi !
con un bolso a cuestas;
imagino que lleno de ilusiones pétreas,
lo digo por el peso que parecías arrastrar
y por tu mirada cansada y ciega.
Eras el mismo,
el de siempre,
el ausente,
el náufrago de tanta tragedia,
¡ te vi !
y no me dio mas que pena,
de esas que escapan de los ojos
cuando se mira una paloma agónica
en alguna plaza desierta.
Recordé la infinitud de mis palabras
y de tus ojos la rabia  que sonámbula
aún se pasea día tras día por mis letras,
recordé ese odio tuyo, que no es odio,
si no mas que un quebranto
por mi mano que siempre fue tierna,
siempre fue una mariposa entre las tuyas,
siempre fue una brisa fresca.

Ya de vuelta a mis dominios,
pienso en tu sangre dulce
la que nunca bebí de ella,
mas te vale cuidarla,
no me gustaría a pesar de todo,
que sucumbieras en sus dulzores
en la veleidosa calma
que corre por tus venas.

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