21 mayo, 2010
Duerme la ciudadela entre las ruinas y sombras.
Respira tranquila con el verde pulmón de las montañas ancestrales.
El centinela del Wayna Picchu vigila atento
mirando hacia el Templo de la Luna.
Las rocas sagradas están frías y silenciosas,
en el fondo del abismo el Urubamba corre torrentoso y sonoro
mientras las quebradas profundas y estrechas
guardan el legado de los dioses.
Duerme Macchu Picchu misterioso y atávico.
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NOTA: Cóndor era uno de los tres animales sagrados de la sociedad inca, junto con el Puma (puma o león de la montaña) y la Serpiente.
2 comentarios:
Majestuoso poema. La mirada lo abarca todo.
Un cordial saludo.
Gracias Perfecto por tu visita y comentario. Un honor para mí.
Un abrazo
Elisa
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