30 abril, 2009
Antero; fiel compañía del niño estrellado.
Ese niño que feliz montaba tu manso lomo.
Luizinho le llamaban al chiquito. Con su pelo rojo como el cobre, que brillaba al
sol como chispas de fuego.
El jugaba en tu suave y peludo cuerpo.
Antero, caballo amigo del angoleño, fuiste el único verdadero
amor del pequeño.
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2 comentarios:
Que bonito, tiene aroma a leyenda y sabor a ternura.
Bss
Gracias Anita. Si, ellos son como una leyenda en mi vida y una ternura triste. Evocaciones para uno que dió la la espalda y se marchó.
Agradecida que me leas, un beso amigo,Elisa
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