22 noviembre, 2008
En la cálida obscuridad de ésta noche,
siento tu repirar en la lejanía.
Ni los oceanos impiden que te escuche,
ni tu querer insolente arrancar el día.
Casi te toco con mis finos dedos,
casi palpo tu indiferente tiempo, tu imaginario día.
Tus protocolos de mezquinos quereres.
Tu soledad y melancolía.
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