A UN HOMBRE SIN NOMBRE 

                                         (sin derecho a réplica)

                                                                          
¿Por qué si no quieres saber ni de mi nombre vienes?
¿Por qué no has dejado de estar día tras día entre mis letras?
Mortalmente herido vienes
a dejar tu último aliento
desdoblado entre dos realidades,
presente en mis verdades,
aunque imagines que  no sean tales.
Eres el reflejo de ti mismo
palpitando en mí,
muriendo en Ella.
Si, Ella, esa sombra oscura
que llega al igual que tú,
siguiendo tus pasos
incrédula, celosa, rabiosa...
¿Sabías que te persigue?
Yo sí lo sé, la veo, te veo,
los miro, desde acá, tranquila, completa,
desde esta tierra extranjera.

Te regalé lo mas hermoso,
ahora lo sabes,
ahora lo anhelas.
¡ No digas que no !
Ay, que si lo niegas,
es mas por rabia contigo
que por nada
o de lo contrario no vendrías,
no dejarías acá tu huella.
¡ No lo hagas, no !
no maldigas, ni te molestes en la innecesaria ofensa,
no lo merezco
si solamente te di cosas buenas,
y en mi no hay mas que flores, 
sueños, 
cosas bellas.
Puedes seguir viniendo hombre,
no me molesta,
ya que esta será la última contienda,
y en este código encriptado
te digo que sé cada vez que llegas;
te miro, te huelo, te perdono,
mientras allá llega tu otoño
y acá espero mi primavera.

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