EL GRIS DE LA URBE

                                                                          
La ciudad gris y perdida sigue con su tránsito apurado y disperso. Seres imperturbables, sin pasado ni futuro  caminan con rumbos indomados y antiguos. Bocas amordazadas de opinión, ojos cegados del consumo y dinero, manos empuñadas de impotencia, hombros pesados de rutina y descontento. El hastío les dibuja rostros inexpresivos y el corazón les late por inercia; ellos no relucen, no transmiten nada; caminan y caminan haciendo del día a día y de la vida un luto...un duelo. Son monigotes del sistema moldeados por la sociedad, todos iguales, creyendo que no merecen nada, que lo que les tocó es lo pequeño. Esperanzas ya no albergan. Pregunto ¿despertarán de ese largo letargo, de ese oscuro sueño?...Y siguen a paso raudo por las calles sin mirar de frente, las manos caídas, la conciencia nula, resignados a la comodidad del silencio. Hombres sin pasión, mujeres indiferentes, niños tecnologizados, ancianos arrastrando pasados sin suerte. Todos en su propio mundo; nada felices, vacíos, estando y no estando, mascando tristezas, tragando esperanzas muertas. Y continúan en su trajín diario en la rutina que han buscado, negándose nuevos caminos, pagando el precios del desconsuelo...Pena por ellos!  ©

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